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La Rocket III es una de las motos que
más admiración despierta allá por donde pasa. Por tamaño, cromados, ruedas, etc.
es imposible pasar inadvertido, y más de una vez te encontrarás interrogado en
algún semáforo acerca de su cilindrada, peso, prestaciones, o llegarás a donde
la tenías aparcada y verás un corrillo de curiosos revisando cada detalle del
monstruo. |
Hay gente que le gusta esto, a otros
les puede llegar a ser incómodo, pero es un peaje inevitable que se ha de pagar
al circular con la moto más grande del mundo, al menos en cuanto a cilindrada se
refiere.
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La moto de esta prueba es la Special
Edition, que se diferencia de la Rocket convencional en el bloque motor pintado
en negro y en la decoración de las aletas y el depósito con unos diseños
tribales en color resaltado a juego con el depósito. Si ya de por si la moto es
llamativa, con esta opción es simplemente espectacular, y merece la pena pasar
un buen rato repasando cromados y detalles.
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Para poder desmigar si realmente esta
moto es lo que parece, nada mejor que un recorrido de más 500 Kg. por autopista,
carreteras comarcales, puertos de montaña y una bonita variedad de buenos, malos
y peores asfaltos.
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Lo primero que destaca de esta moto
es el motor, no podía ser de otra manera. El tricilindrico empuja de manera
contundente sin importar que marcha llevemos engranada, ya sea 2ª o 5ª, si
abrimos gas saldremos catapultados hacia delante con una fuerza tremenda, pero
muy controlable. El sonido es precioso, y merece la pena bajar una marcha para
poder oír bramar el motor, aunque si lo hacemos los consumos nos recordarán
estas alegrías en cada gasolinera. A un ritmo suave la moto se conforma con 8
litros a los 100 Km., pero si nos enganchamos al gas esta cifra sube
considerablemente. La autonomía media en la prueba rondó los 160 Km. entre
reportajes.
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La postura de la Rocket es bastante
extrema. Las estriberas están muy adelantadas y bastante abiertas y el manillar
es muy ancho, lo que obliga a llevar los brazos muy abiertos y a la larga se
hace cansado. En viajes largos es necesario usar una buena faja para evitar que
la espalda se resienta, y aún así en autopista la fuerza del aire es el mejor
sistema para evitar multas.
A más de 160 Km/h. la paliza es considerable, y la
Rocket pasa fácilmente la barrera de los 200, solo hay que abrir el gas y
agarrarse fuerte. |
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Cuando la carretera se retuerce la
Rocket demuestra sus limitaciones. Es una moto dura de meter en curva, hay que
ejercer una fuerza considerable y pese a ello, si la movemos con decisión
demuestra maneras, a condición de que el asfalto esté impecable, si pillamos un
bache con la moto inclinada nos recordará que la suspensión trasera es de corto
recorrido y bastante seca y los bandazos pueden llegar a dar bastante respeto.
Si el asfalto está en buen estado la
aceleración de la moto permite ir bastante deprisa, pero siempre con mucha
atención en las frenadas y sobre todo en el paso por curva, que en muchos casos
dejará la marca indeleble de los estribos en el asfalto.
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Realmente no está pensada para un
ritmo deportivo, pero el motor empuja mucho y al final siempre hay una recta en
la que abrimos gas solo para disfrutar de la patada del tricilindrico.
Afortunadamente los frenos están en consonancia con el motor y la moto se
detiene con facilidad, aunque para ello sea necesario usar el tremendo disco de
freno trasero que tiene potencia sobrada, incluso demasiada, por lo que no es
difícil bloquear la rueda trasera.
Recordemos que aquí no hay ningún sistema de
frenada integral, ni ABS ni nada parecido, solo dos enormes neumáticos y el
tacto del conductor como corresponde a una moto de la vieja escuela. |
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Como moto de turismo tiene las
limitaciones lógicas de una custom.
El piloto va relativamente cómodo, a la larga la
postura tan forzada pasa factura y la espalda se resiente, pero nada
comparado con el asiento reservado al pasajero. Para que este aguante más de
un par de kilómetros se hace imprescindible montar algún tipo de respaldo.
La forma caída del asiento del acompañante y el tremendo par de la moto
hacen una combinación explosiva para dejarnos al paquete sentado en el
suelo. |
Triumph tiene unas maletas diseñadas
para esta moto, con una forma un tanto peculiar y en la industria auxiliar hay
varias alternativas de maletas rígidas o blandas, así como pantallas de mayor o
menor altura para desviar la paliza del viento de los brazos del conductor.
Tampoco hay ganchos ni soportes
pensados para anclar pulpos, pero al tratarse de una moto sin carenado no hay
problemas a la hora de encontrar donde hacerlo.