|
ELECTRA GLIDE
ULTRA CLASSIC
SCREAMING EAGLE.
La Electra Glide Screaming Eagle es una moto pesada, de eso no hay duda, pero estoy seguro de que si imprimimos la lista de extras y accesorios que lleva, casi pesaría tanto como la moto en sí. Esta moto es imponente, y no solo por su tamaño y peso, muy por encima de cualquier moto normal. La calidad de acabados, el equipamiento, los detalles... Estamos ante una moto realmente especial y la verdad es que se nota desde el primer vistazo. La Elctra Glide ya es una moto muy equipada, pero en esta versión, la marca ha echado el resto, comenzando con el motor de 103 pulgadas cúbicas (1,690 cc.) que comparte con la Fat Boy y que da un carácter mucho más alegrr de lo esperado a esta mole de 400 Kg.
|
Pocas motos están tan bien equipadas
para el invierno como esta, y no solo por el enorme carenado. Aparte de los
puños calefactables regulables en seis posiciones, también equipa
de serie
un asiento
calefactable en dos niveles y de forma independiente para el conductor o el
pasajero. ¿Quien dijo frío?
|
|
La iluminación nocturna está
garantizada. Al faro principal de tecnología multiconvex, se le unen los dos
faros laterales del mismo tipo.
|
El equipamiento de la Ultra Classic es interminable; puños calefactados, asiento calefactado en varios niveles de potencia para conductor y pasajero, control de crucero electrónico, intercomunicadores piloto/pasajero, emisora de moto a moto, posibilidad de navegador en el propio equipo de música, todos los cromados imaginables, escapes más abiertos, pintura especial realizada a mano, etc.
La lista entera no cabría en esta página y no solo son accesorios, el motor es muy diferente al de la Electra Glide Standard y cuenta con pistones forjados de mayor diámetro, árboles de levas de más cruce, culatas especiales y múltiples mejoras que hacen que en marcha sea mucho más rápida de lo que aparenta.
En resumen, una "gran" moto con un concepto totalmente distinto al de las grandes tourer europeas y que está muy por encima de las custom habituales, sean japonesas o americanas, aunque por desgracia también lo está en el precio, muy por encima, tanto que dobla al de alguna de sus teóricas rivales. Es el precio de la exclusividad.