Si hay un lugar que se parezca y mucho al
paraíso, ese es GoodWood.
Dos veces al año este palacio perdido en el
sur de Inglaterra se transforma en la mayor concentración de coches y motos
antiguos y de competición del mundo, y creo que si me dan a elegir, el paraíso
puede esperar...
Alain Prost, Carlos Sainz, Troy Baileis,
Emerson Fitipaldi, Carl Fogarty, Colin Mc. Rae, Jim Reedman, Stirling Moss...son
algunos de los muchos "grandes" que se pasearon por allí estos días. Incluso una
Suzuki 500 con el número 34 volvió a la vida el viernes para disfrute de los que allí
estábamos.
Lo mejor de GoodWood no es esto, sino la
cercanía de los pilotos al público. Pasear entre ellos y sus máquinas, charlar
con ellos y disfrutar de su conversación en un ambiente relajado es algo
realmente increíble, casi tanto como verlos con sus máquinas en acción, algunas
con más de un siglo a cuestas, y alguno de los pilotos no se queda atrás. Ver a
un octogenario como William Milliken entrar en un Formula diseñado en los años
60 por e´l mismo casi medio siglo después, ayudado por dos amigos y con la
huella del gotero del hospital para salir quemando rueda fue uno de los momentos
más emocionantes del fin de semana.
Gracias William, por demostrarnos que la
pasión no tiene edad.
Coches como este
Derby de 1928 hicieron una auténtica exhibición a velocidades muy por encima
de lo que aparentan.
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El recorrido en subida tiene una
milla y media y permite que el público disfrute del sonido desde muy cerca,
nada que ver con un circuito moderno. Por supuesto nada de ir despacio, hay
clasificaciones y premios para los más rápidos.
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El conductor de este
Napier Railton de 1933 se llama Rowan Atkinson, más conocido como "Mr. Bean".
Es un fanático de los coches, ya sean clásicos o modernos y tiene una
coleeción impresionante,
Esta joya tiene 12 cilindros y 24.000 c.c.
Sí, no es una errata, hablamos de
24 litros de cilindrada, una auténtica salvajada, pero lejos aún de los 27
litros del "BABS" de 1923 que también participaba.
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Lo mejor de todo es
poder ver tan de cerca a coches, pilotos y mecánicos. La mayoría soportan
estoicamente la nube de pesados haciendo fotos y preguntas y siempre con la
mejor sonrisa en la boca. Mucho tiene que aprender la Formula 1. |
Esta era una de las
máquinas más curiosas. Un Monaco Trossi de 1935 con motor de avión de 16
cilindros en estrella !!De dos tiempos, 4.000 c.c. y dos compresores¡¡
El sonido era alucinante, quizás
solo superado por otro bólido con motor tipo turbina. Que nadie piense que
solo es aspecto, a la salida de las curvas salía como una auténtica bala y
el piloto lo pasaba realmente mal para controlarlo.
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Sí,
es lo que parece. El Ferrari 330 P3 que ganó las 24 horas de Sebring en el
año 1.967 dando la venganza a la marca tras la victoria de Ford en Le Mans.
Quizás el mejor sonido de los que
rodaron, con permiso de los aficionados a la Formula 1 que estuvo muy bien
representada en Goodwood.
La verdad es que casi se me caen
las lágrimas cuando vi como ajustaban las llantas ¡¡A martillazos!! |
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¿Un Peugeot 405? Sí,
pero no cualquiera, sino la máquina ganadora del Pikes Peak en 1989 y del
Paris dakar en dos ocasiones.
El vídeo ganó el Festival de Cannes en 1990.
Vídeo Pikes Peak
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Uno de los coches más
sorprendentes y peligrosos. El Chaparral Chevrolet 2J de 1970. Llevaba un
motor de motonieve para mover las dos turbinas que pegaban el coche al
asfalto como una ventosa.
Fue prohibido por lo peligroso que
era ya que si entraba aire por debajo en un cambio de rasante podía salir
volando. Claro que las malas lenguas dicen que la razón fue la paliza que le
dio a las máquinas europeas de la época. ¿Leyendas?
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También coches más modernos como
este Vector Twin Turbo con motor V8 y chasis de carbono tenían su lugar en
la exposición.
O este prototipo de Pininfarina con
más parecido a un avión que a un coche. |
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Casi no faltó ningún
Ferrari, ya fuese moderno o clásico.
Hasta la Policía estaba
representada, cualquiera intenta darse a la fuga si tienes detrás un 612
Scaglietti con sirenas.
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Una de las
exposiciones más destacadas era la Colección Bugatti, que solo juntando los
5 Royale (de 7 existentes) sobrepasaba los 60 millones de dólares.
Si alguien hace números, que no se
maree, por favor.
Solo un dato, el de la foto superó
los 7 millones de libras esterlinas en una reciente subasta. A 1,5 euros
cada una, el cálculo es sencillo...
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Hace un par de años,
un millonario llamado James Glickenhaus decidió que un Ferrari Enzo era poco
para él, y tras pagar casi 4 millones de Euros a Pininfarina recibió a
cambio este Ferrari 4/5 (pieza única, por descontado) que con los 660 cv.
del Enzo y mejor aerodinámica se permite el lujo de mejorar sus
prestaciones. Por
supuesto, no se quiso perder el Festival de Velocidad.
Lástima del sonido, demasiado
apagado y más propio de una berlina de luo que del heredero del 330 P4.
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Hasta
para un Enzo o un P4/6 hay rivales duros. El Bugatti Veyron de la foto nos
dejó a todos con la boca abierta. Las prestaciones de esta bestia son de
infarto, los 1.001 cv. del motor de 16 cilindros en W doble lo lanzaba de
curva a curva como si lo estuvieran pasando a cámara rápida.
De verdad, daba miedo, eso sí, cuando lo
tuvo que conducir con agua, el piloto se volvió mucho más prudente. |
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Aunque al menos no se
mojó. Otros tuvieron que improvisar soluciones de "alta tecnología".
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No todo eran coches,
las motos también tenían su espacio en Goodwood. Esta BMW hizo las delicias
del público con Cris Pfeiffer a sus mandos. Verle hacer invertidos de
decenas de metros con la pista mojada era impresionante.
Afortunadamente el sábado el tiempo fue
una maravilla, solo llovió por la tarde. El dimongo sí estuvo pasado por
agua, igual que en el circuito de Donington, donde se corría el Campeonato
del Mundo de Velocidad ese mismo día.
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Desde que la FIM
prohibió los carenados tipo "delfín" las motos de GP han cambiado mucho, y
si no, que se lo digan a esta Mondial Bialbero de de 1.957.
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Uno de los pilotos más
admirados fue Carlos Sainz. Fuera de España es un auténtico ídolo y se le
reconoce como uno de los mejores pilotos de Rallyes de todos los tiempos.
También Colin Mc. Rae, Michele
Mouton, Solberg o Stig Blomqvist nos hicieron temblar a todos, muchos de
ellos más por fuera que por dentro del circuito.
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Esta bestia es el
Dallenbach PV03, un animal de 8 cilindros en V y más de 750 cv. que ganó
tres veces la subida al Pikes Peak, la última en 2006.
¿A alguien le suena de la PlayStation? En
vivo es muuuuucho mejor.
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Los coches de Formula
1 son quizás los que más han cambiado con los años. Este Lotus Ford de 1965
nada tiene que ver con los actuales.
Marc Gené con el Ferrari 2007, Hamilton
con el Mc. Laren que acaba de ganar en Indianapolis, Nelson Piquet con El
Lotus de 1986...
Todas las épocas de la F1 estaban
bien representadas.
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Todas las exhibiciones
eran retransmitidas en directo por numerosas pantallas gigantes que
permitían que nadie se perdiese detalle. La organización fue ejemplar y
sorprendía la casi total ausencia de Policía.
Sin duda muy lejos de los Grandes
Premios de aquí, el ambiente no tiene comparación y el absoluto respeto de
toda la gente sorprendía gratamente a los que veníamos por vez primera.
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Las motos de primeros
de siglo contrastan con la indumentaria de algunos pilotos. La seguridad es
lo primero, pero ¿no resulta chocante?
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El Tourist Trophy
estaba muy bien representado aquí, desde esta BMW 225 Kompressor que ganó en
1939 hasta máquinas más modernas como esta Honda RS 1000 de 1979 que
compitió a los mandos de Ron Haslam y Mick Grant.
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Pero si había una moto
representativa del TT, era sin duda esta, la Ducati 900 SS de Mick Hailwood
"The Bike". Esta fue la moto con la que ganó en 1978, tras haber ganado los
11 años anteriores en diferentes categorías.
Steve Wynne era el afortunado piloto que
rodó con ella, y no lo hizo despacio.
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Superbikes, como no
podía ser de otra manera en el Reino Unido, y Moto GP tenían también sus
representantes, como la Kawa ZXR 750 de Scott Russel pilotada por él mismo,
o las Ducati 996 y 999R y la propia Desmosedici de Capirossi
El sábado la sorpresa la puso una
preciosa Suzuki RGV 500 con el número 34 que apareció de repente poniendo a
todo el público en pié, no era para menos.
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Pero ante todo,
Goodwood es espectáculo. No hay más que ver detalles como la decoración de
las diferentes zonas a juego con los coches que estaban expuestos, o las
exhibiciones que había entre manga y manga.
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O el coche
utilizado por el director de carrera |
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En resumen,
una cita lejana y cara (las entradas rondan los 500 euros) pero a la que
merece la pena ir al menos una vez. Estar allí resulta inolvidable,
probablemente la mejor experiencia del mundo.
Si alguien se anima aquí tiene
todos los datos. Las entradas solo se pueden comprar con antelación, no hay
taquillas y el alojamiento debe ser reservado con antelación ya que se llena
bastante antes de la carrera.
http://www.goodwood.co.uk/
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