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MANTENIMIENTO DE FRENOS DE DISCO:
Los frenos de una moto son quizás el componente más importante a nivel de seguridad. No vale solo con tener un buen equipo, también hay que mantenerlo en perfecto estado para que si llega el caso, nos pueda salvar el pellejo.
No hay nada más desagradable y sobre todo más peligroso que una moto que frene mal. Salvo que la moto tenga más de 40 años, lo más probable es que si esto sucede, sea por un mal estado del sistema de frenos, así que vamos a ver como solucionarlo.
Además de sustituir las pastillas de freno cuando están gastadas, hay una par de operaciones de mantenimiento que ayudan mucho a tener una buena frenada.
Lo primero, vamos a hacer un breve repaso de cómo funciona un sistema de freno de disco, el más utilizado en las motos modernas.
Cuando apretamos la maneta de freno, desplazamos el embolo interior de la bomba, lo que provoca que la presión del líquido hidráulico que hay dentro del sistema de frenos aumente.
Como este líquido no se puede comprimir, transmite esa presión dentro del circuito, es decir, el interior de los latiguillos y de las pinzas de freno.
Como todo el circuito de frenos es resistente a la presión, la única parte móvil (los pistones), cede ante esta fuerza, desplazando con ellos a las pastillas y apretándolas contra los discos de freno.
En la foto se aprecia el alojamiento de los pistones en una pinza de freno de dos pistones simples. A mayor número de pistones, mejor se distribuye la energía sobre las pastillas, y por tanto mejor es la frenada.
A diferencia de esta pinza que solo lleva los pistones en un lado, la mayoría de las pinzas de altas prestaciones llevan los pistones opuestos (dos o tres en cada lado) para aprovechar al máximo la fuerza de frenado.
Cuanto más apretemos la maneta, más apretamos las pastillas contra los discos, provocando un rozamiento que, convierte la energía cinética de la moto en calor, haciendo que la moto se pare.
Como es lógico, este rozamiento hace que las pastillas se desgasten en forma de polvo.
Estos restos se quedan pegados al interior de la pinza, y si no los limpiamos cada cierto tiempo, se llegan a endurecer y a convertir en una capa dura que no hay manera de eliminar como se puede ver en la foto de la izquierda, nada que ver con la pinza limpia de la foto anterior.
Materiales necesarios: 1 bote de líquido de frenos DOT 5 1 trozo de macarrón de plástico transparente. (40 cm aprox) 1 bote de cristal con tapa. 1 spray de limpiador de frenos (contact cleaner) Papel de limpieza Herramientas para desmontar la pinza de freno: llaves allen y un juego completo de llaves acodadas Un lugar estable y nivelado para colocar la moto. Si tiene caballete central, perfecto, en caso de no tenerlo es conveniente pedir un caballete de carreras para asegurar la moto.
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Lo primero que hay que hacer es sacar las pastillas. Solo desmontaremos las pinzas de frenos si queremos limpiar a fondo el sistema, teniendo mucho cuidado de no doblar ni retorcer los latiguillos.
En la foto se aprecia claramente el pasador de retención de las pastillas. Suele ir tapado por una pieza de plástico y no debe ser apretado en exceso cuando lo montemos para no dañarlo.
Si la moto no monta latiguillos metálicos, puede ser el momento indicado para hacer este cambio, pero hoy aquí nos limitaremos a cambiar pastillas, líquido de frenos y a revisar todo el sistema a fondo.
Una vez retirado el pasador ya podremos sacar las pastillas. Si no podemos sacarlas con la mano habrá que hacer palanca con un destornillador plano entre el disco y las pastillas para separarlas. Mucho ojo al hacerlo para no dañar el disco, es conveniente protegerlo con un cartón o similar.
La mejor forma de limpiar las pinzas de freno es usando un limpiador de contacto en spray, no son caros y son fáciles de encontrar en cualquier tienda de recambios de automóvil.
Este tipo de productos se evapora muy rápidamente y no deja nada de residuo. Nada de ahorrar producto, hay que pulverizar generosamente para que el limpiador arrastre con el la suciedad.
Como se ve en la foto es conveniente poner un papel o similar para recoger el líquido que cae y evitar poner el suelo perdido.
Para asegurarnos bien de que los pistones se deslizan correctamente por sus guías, bombearemos muy despacio hasta que salgan ligeramente de su alojamiento, siempre muy despacio para evitar que se salgan del todo aplicando limpiador en el proceso.
Para asegurarnos de que los pistones no se salen podemos usar las pastillas de freno gastadas como tope y con un destornillador plano y mucho cuidado los volveremos a introducir en su sitio haciendo palanca en las pastillas, nunca directamente sobre el pistón.
Repetiremos la operación las veces que sea necesario hasta que veamos un tacto suave y continuo, sin saltos ni puntos duros.
Ahora que ya se supone que tenemos el sistema limpio podemos montar las pastillas nuevas y proceder al cambio de líquido.
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En el mercado hay cientos de marcas de líquido de frenos y todas ellas son buenas, lo importante es asegurarse de la calidad del líquido a través de su clasificación DOT. Esta clasificación tiene varios sistemas para medir la calidad de un liquido, pero la más importante es el punto de ebullición, es decir, la temperatura a la que el líquido comienza a hervir. Cuando esto sucede, se generan burbujas de gas que provocan el famoso tacto “esponjoso”. A diferencia de un líquido, el gas sí se puede comprimir, de tal forma que cuando apretamos la maneta, la fuerza que hacemos comprime las burbujas en lugar de apretar las pastillas contra los discos, por lo que perdemos potencia de frenado y la mayor parte del recorrido de la maneta se vuelve inútil, pudiendo incluso en casos graves, hacer tope con el manillar. Para evitar esto hay que usar siempre líquidos de clasificación DOT 4 y mejor aún, DOT 5.
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Otra característica de los líquidos de freno es que son muy corrosivos, se llevan por delante casi cualquier pintura y suelen dañar los plásticos, por lo que hay que evitar como sea que caiga sobre la moto.
Antes de abrir el depósito de líquido de frenos del manillar es necesario protegerlo con un trapo, un calcetín viejo o algo similar. Si el líquido cae sobre la moto, dejará una huella difícil de borrar.
Para cambiar el líquido debemos rellenar el depósito de frenos con liquido nuevo.
Ojo, cuando digo nuevo quiero decir NUEVO, de un bote a estrenar. Al poco tiempo de abrirlo el líquido de frenos adsorbe humedad del ambiente y pierde propiedades, hasta el punto de ser peligroso su uso. Nunca reutilicéis un bote viejo.
En las pinzas de freno encontraremos uno o varios purgadores. Tienen forma de tuerca con un tetón taladrado para dar salida al líquido y generalmente se accionan con una llave de 6 mm.
Para purgar el sistema hay que abrir el depósito de líquido. Para ello es necesario tener la moto bien asentada sobre una superficie estable y nivelada, con la rueda sujeta para evitar que por un golpe derramemos todo el líquido del depósito abierto., y una vez hecho presionaremos la maneta varias veces hasta notar un tacto duro.
En ese momento y sin soltar la maneta aflojaremos el purgador de la pinza lo justo para que salga el líquido usado y tan pronto como la maneta ceda lo volveremos a cerrar.
Al aflojar los purgadores, abrimos el circuito de frenos y el líquido sale por ellos, por lo que es necesario poner un macarrón de goma en el extremo de estos para que el líquido caiga en un lugar controlado y no por toda la moto. Lo ideal es un bote de cristal de mermelada, o similar como se ve en la foto superior. Este líquido lo llevaremos a un centro de recogida de residuos.
Repetiremos todo el proceso hasta que el líquido que salga por el macarrón se vea limpio.
Entre purga y purga hay que rellenar el depósito con nuevo líquido, teniendo mucho cuidado de que nunca baje el nivel de la mitad del mismo. Si esto ocurre podría entrar aire en lugar de líquido, y tendríamos que purgar el circuito desde el principio.
Una vez acabado el proceso y cerrado el depósito comprobaremos el apriete de todos los tornillos y pasadores, verificaremos en parado que el tacto es correcto y daremos una vuelta despacio y tanteando el tacto de freno con mucho cuidado.
Antes de salir a carretera revisaremos a fondo que no haya pérdidas de líquido y aún así es necesario extremar las precauciones los primeros kilómetros y es conveniente revisar de nuevo tras una salida o viaje para asegurarnos que no se haya podido aflojar nada. Con los frenos no se debe jugar.